Los cuentos son pozos insondables de sensaciones; pájaros
gigantes que nos marean con su vuelo circular; patios interiores donde hay
mucha ropa tendida y objetos abandonados al sol, a la sombra, a la lluvia, a la
luna. Los cuentos son palabras que se
acercan a la boca, al oído, a los ojos, y por qué no, a la piel y allí dejan su
marca o nada. Nos pasean por la imaginación conduciéndonos hacia rincones del
tiempo no vivido, hacia paisajes internos del deseo, hacia una imagen elegida
por la contingencia de la vida, hacia lo más cotidiano. Los cuentos empiezan y terminan, algunos permanecen como un pequeño temblor en
el aire, otros nos abandonan, nos provocan, nos persiguen y otros quedan como
una invitación a que abramos la puerta.
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